El nuevo Coronavirus ha implicado que la población aprenda a vivir con una serie de medidas sanitarias y restricciones que han modificado su estilo de vida y en ese contexto, es primordial estar atentos y cuidar la salud mental infantil, especialmente luego del cambio repentino y rotundo que niños y niñas han vivido en sus rutinas a partir de marzo.
En estos meses de poca actividad al aire libre, con muy poco o ningún contacto con sus pares, en espacios sociales como escuelas, plazas, parques y barrios, los infantes se han visto más expuestos al uso de internet con fines recreativos, evidenciando respuestas psicológicas que difieren en función de la edad, entendiendo que son esperables y normales con un fin adaptativo a los múltiples cambios de este nuevo contexto.
Hay que considerar además que los pequeños están siendo bombardeados con mucha información sobre la pandemia, ya sea a través de medios de comunicación, redes sociales o conversaciones familiares, por lo que los padres y cuidadores tienen un rol muy importante a la hora de disminuir su incertidumbre, miedo y ansiedad, propiciando el diálogo, escuchando y respondiendo a sus inquietudes, de manera simple, con un lenguaje apropiado según la edad, con verdad y sobre todo, haciéndolos sentir seguros respecto a su bienestar integral.
Los pequeños se pueden mostrar más aburridos, ansiosos o con el ánimo bajo, pueden tener además reacciones como miedo a estar solos, llanto frecuente, escasa tolerancia a la frustración o mayor dependencia a estar físicamente cerca de los padres. Hay que estar atentos a la persistencia en el tiempo de estas reacciones porque pueden provocarles estrés, causando dolor de estómago, de cabeza y tensiones musculares, afectando incluso su capacidad de concentración, memoria y creatividad.
Es importante resaltar que los niños y niñas tienen una alta capacidad de resiliencia, sin desarrollar problemas a largo plazo, siempre que sientan que cuentan con el cariño y apoyo de padres, familiares o adultos que estén a su cuidado. Y es que esta crisis sanitaria ha representado una oportunidad para recuperar y fortalecer los lazos comunicativos dentro de las familias. Lo ideal es organizar rutinas en casa, organizando las actividades de trabajo, estudio y ocio, destacando un tiempo diario para compartir, conversar o jugar en familia.
Si bien es esperable que este complejo escenario sanitario tenga un impacto en la población infantil, es difícil predecir con exactitud las consecuencias ya que son únicos y cada uno reacciona de forma diferente frente al estrés. Sin embargo, hay consenso en el rol crucial que cumple la familia a la hora de otorgarles bienestar psicológico, estando atentos a sus conductas, emociones y necesidades; y mostrándose emocionalmente disponibles para ellos.
En este tiempo, la invitación es a detenerse y tomar real conciencia, no sólo de la importancia de las medidas sanitarias para prevenir contagios por Covid-19, sino también respecto a la salud mental, especialmente de nuestros niños, niñas y adolescentes. Sabemos que son tiempos de incertidumbre e inseguridades, pero lo importante es atreverse, hablar sobre lo que está sucediendo y actuar porque todo está cambiando muy rápido: ahora es el momento de protegernos y proteger el bienestar psicológico y emocional de los más pequeños de la casa.
Columna Opinión: Alejandra Del Río Ilharreguy
Psicóloga Departamento Atención Usuaria – Hospital Base Osorno